Olvidado en un rincón
en el fondo de un ropero
entre trapos y zapatos
encontré mi bolillero.
Con los hilos enredados
y las puntillas desechas
entre agujas y alfileres
entre bolillos y telas.
Está esperando unas manos
¡Qué de pronto lo despiertan!
Y lo convierten en obra.
Entre vueltas y más vueltas.
Y giros hacia la izquierda,
y giros a la derecha.
Despierta de tu letargo,
vuelve a ser una
promesa.
Vuelve a tejer entredoses
puntillas de hilo y de seda.
¡Despierta de tu letargo,
qué no me gusta que duermas!.
Alicia.
En el bolillero se ve la puntilla que estoy haciendo para un cojín.
Asombroso eltrabajo de bolillos, me parece complicadisimo.
ResponderEliminar